Suqui Castro ~ Tocar Carne
En exposición del 4 al 30 NOV. De lunes a viernes de 17:30 a 20:30
Suqui Castro (Sobrado dos Monxes, 1966) es la fotógrafa de Kamchatka, la del colectivo Papel de Calzoncillo (que recientemente han sacado la pequeña revolución de La Île de Suquet, editorial Amor de Madre, 2022), la de Pachinko, aquella expo que era un viaje que explotó dentro de la minúscula Sala Sal de la Cidade Vella de A Coruña…
Pues ahora Suqui Castro nos presenta Tocar Carne, un ensayo fotográfico que se expresa acerca de ese estado de melancolía que acecha en las zozobras de la distancia interpersonal. Esa melancolía que suele presentarse cara contra cara en los impactos de la belleza huidiza durante las serendipias del cotidiano deambular.
La disciplina social típica de las epidemias nos ha provisto de una sensación de soledad que se ha sumado a la maraña de los titubeos, gestando un artefacto emocional que se pasea con nosotros liberado de las cortinajes de lo imperceptible. De lo que era imperceptible mientras se podía mirar a través de ello por el efecto inverso al que detiene nuestras miradas sobre el pesado traje invisible de los reyes. Reflexión que también forma parte del leitmotiv de la exposición.
La realización de este trabajo, en la construcción de las imágenes, su colorismo crepuscular, su solapamiento como conjunto… Bueno, esas cosas tendréis que venir a verlas por vuestro propio pie. Pero seguro que no podréis resistiros a compartir una sonrisa y a apretar las manos de Suqui Castro.
TOCAR CARNE
Tocar carne é unha necesidade moi básica que temos os humanos para sobrevivir máis ou menos ben da cabeza. Sen embargo, danos seguido por dosificar os abrazos: deixamos de darlle bicos aos nenos cando se van facendo grandes ou limitamos a un apertón de mans os saúdos profesionais. Por se fora pouco, vennos un confinamento ao bruto e… hasta unha peituga de polo nos pode parecer achuchable aos animais que quedamos illados. Por iso, perdoen vostedes, pero seleccionar imaxes que identifican sutilezas das relacións humanas sen que aparezan persoas, antoxóuseme o eco dun berro de impotencia, quizais menos tolo que empezar a sobar chuletóns.
Suqui Castro.
